Este compresor recíproco sin engrase de cilindros, de dos etapas de compresión y 18 bares, se instala en una azucarera de Cuba donde, gracias a la fermentación de la caña de azúcar, se obtiene CO2. Después de su licuado, este gas se vende a otras compañías, como fábricas de cerveza, para otras aplicaciones. De esta forma, la empresa hace pleno uso del CO2 producido, optimizando los ingresos y reduciendo los desperdicios.